Conferencista
Profeta Mariana González
Fecha
October 12, 2025
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Esta semana en Amistad Live fuimos profundamente confrontados y edificados con un mensaje que nos recuerda que las pérdidas, en manos de Dios, pueden ser el punto de partida para nuestro propósito. En medio de lo cotidiano, cuando algo parece salirse de control, el Señor sigue moviendo las piezas con precisión divina. Él no ha perdido el control, ni ha dejado de hablarnos; al contrario, está preparando encuentros que transforman el rumbo de nuestras vidas.
La palabra fue ministrada por la Profeta Mariana González, quien nos condujo a través de una poderosa revelación basada en 1 Samuel 9, donde Saúl sale a buscar las asnas perdidas de su padre, sin imaginar que esa búsqueda lo llevaría al encuentro con su destino. Con autoridad y sensibilidad profética, la Profeta Mariana nos recordó que Dios provoca ciertas pérdidas para guiarnos a su propósito, y que cuando parece que algo se pierde, en realidad puede estar comenzando una historia nueva.
El mensaje nos llevó a reconocer que no todas las personas pueden acompañarnos en el camino hacia la promesa; hay momentos donde debemos despedir al “siervo” para escuchar lo que solo Dios puede decirnos en lo secreto. También aprendimos que la verdadera transformación ocurre cuando el Espíritu Santo viene sobre nosotros, nos reviste y nos muda en otro hombre, en otra mujer. Es el Espíritu quien nos posiciona en lo que Dios ya preparó: una mesa servida, un banquete de propósito y una nueva identidad.
A través de esta palabra, el Señor declaró un tiempo de abundancia y cosecha sobre la casa. Después de años de escasez, viene una temporada de favor, gracia y prosperidad. Es tiempo de preparar los graneros, los estanques y los contenedores, porque lo sembrado con lágrimas vendrá con regocijo. Todo lo imposible comienza a tornarse posible cuando caminamos hacia nuestra profecía, no hacia las “asnas” que quedaron atrás.
Esta palabra profética culminó con una exhortación poderosa: “Date prisa, porque estás de camino a tu profecía.” Dejemos de llorar por lo que se perdió, y pongamos nuestros ojos en Aquel que nunca falla. Él sigue siendo el mismo de ayer, hoy y siempre. Te invitamos a ver o escuchar este mensaje completo y permitir que el Espíritu Santo te revele el propósito detrás de tus pérdidas.